martes, 3 de diciembre de 2013

He dicho.

Pum. Portazo, y pum, a llorar. Y por qué? Porque quieres rendirte y no quieres creerlo, porque ha llegado el día en el que ya no compensa la vida con la que era feliz antes. Porque ya no merece la pena sufrir por algo con lo que no me veo en un futuro. Y sí, cojo otro camino. He decidido desviarme por completo de la ruta por la que he luchado como unos dos años, y no solo he cogido el camino más fácil, sino el correcto. La verdad es que no soy ni cobarde ni responsable, pero hay una cosa que ya no me dejaba seguir avanzando en el camino que yo escogí, había una sensación que me incomodaba, un cotidiano que no paraba de complicarse y de agobiarme. Tengo claro que, a partir de ahora, las preocupaciones volverán a girar entorno a mí.

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