Yo yo y yo y otra vez yo y siempre yo.
Somos egoistas, admitamoslo, queremos sobrevivir, queremos ser nosotros los ganadores, queremos llegar más alto que nadie, queremos triunfar. La cuestión tal vez sea a qué precio queremos conseguir lo que nos proponemos, hasta que punto somos capaces de buscar nuestro único bien e interés. Sacrificaríamos éso por las personas que nos importan? Nos alegraríamos por ellos, porque lo consiguieron por mucho que hubiesemos perdido?
Ser egoista no es malo, demuestra que tenemos una meta a la que queremos llegar, que somos ambiciosos. No es malo querer conseguir lo que quieres, es malo no dejar que los demás lo consigan, por eso, no hay que ser rastrero hay que aceptar que al igual que puedes ganar, puedes perder. Que lo que importa en realidad no es la meta, no es llegar a ése sueño , ni llegar, sino sentirse bien con uno mismo, con sus actos y saber el qué te mereces.